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La vida en el planeta Tierra está representada por una enorme heterogeneidad de formas y seres que han surgido a través de un proceso de cambio a lo largo de los años, dichos cambios les ha permitido la supervivencia en un mundo cambiante, las plantas no se escapan de ello, y a lo largo de su recorrido evolutivo han desarrollado adaptaciones y caracteres morfológicos, anatómicos, fisiológicos y de comportamiento que les han permitido desarrollarse y habituarse en múltiples ambientes. En este caso, las plantas denominadas generalmente embriófitas abarcan a los vegetales que han tenido la capacidad de adaptarse, colonizar y dominar los espacios terrestres del globo, sus características, adaptaciones y divisiones se detallan a continuación.
Características comunes de las embriófitas
El nombre de este grupo hace referencia a una etapa en la vida del cigoto en estas plantas, después de que éste sufre varias divisiones sucesivas, que recibe el nombre de embrión, y que es el representante del esporofito en su fase joven o rudimentaria, ocupando por lo tanto una etapa intermedia entre el cigoto y el esporofito adulto. En las embriofitas, tanto el cigoto, como el embrión se encuentran retenidos dentro del gametofito, es decir, no son de vida libre.
Además del embrión, las plantas embriófitas también presentan otros caracteres comunes los cuales son los siguientes:
– Son seres multicelulares y macroscópicos que ocupan hábitats fundamentalmente terrestres, tal adaptación les ha permitido desarrollar gran complejidad en estructura.
– El ciclo de vida o desarrollo es diplobióntico, también llamado diplo-haplóntico, caracterizado por presentar una alternancia de generaciones, entre una haploide y otra diploide que difieren morfológicamente, es decir, son heteromorfas y en alguna etapa del ciclo presentan interconexión.
– Tanto sus esporangios como gametangios son pluricelulares y poseen externamente capas de tejido estéril con función protectora del tejido fértil interno, el cual es capaz de producir las esporas o gametos, respectivamente.
– La meiosis es el tipo de división a partir del cual tienen su génesis las esporas.
– La reproducción sexual es de forma típica oogámica, con gametos masculinos y femenino diferentes, el primero pequeño en tamaño y móvil, mientras que el segundo es grande y carece de movilidad, además de estar acompañado de citoplasma rico en nutrimentos para garantizar las primeras etapas del desarrollo del cigoto.
– Otro carácter común en embriófitas es que la estructura de la pared celular, específicamente las microfibrillas, están formadas siempre por celulosa.
Adaptaciones de las embriófitas
Para lograr la colonización y el dominio de gran diversidad de ambientes terrestres, las embriófitas tuvieron que desarrollar estructuras y adaptarse a lo largo de las eras geológicas para poder soportar los efectos atmosféricos, entre dichos aspectos están los siguientes:
– Se logró un balance hídrico por medio de cutículas protectoras que contrarrestan el escape del agua.
– Los nutrimentos tomados del suelo se absorben y distribuyen gracias a la especialización para estas funciones por medio de diferentes formas. En algunas embriófitas se aprovecha toda la superficie para la absorción y conducción, las cuales se efectúan por capilaridad o a través de células conductoras, por su parte en otras, la absorción y conducción se realiza por medio de tejidos específicos para ello.
– Además de tomar y distribuir los nutrientes, también es necesario la presencia de algún mecanismo que permita el soporte al suelo, aspecto que está presente en las embriófitas y grandes superficies adecuadas para la fotosíntesis y la captación de la luz solar, como las hojas.
– Algunas desarrollaron estructuras particulares para cumplir el importante rol del intercambio gaseoso, como son los estomas.
Además de las adaptaciones mencionadas para el desarrollo y supervivencia en hábitats terrestres, también fue necesario el desarrollo de estructuras reproductoras con la capacidad de funcionar en el medio seco, carente de agua, dichas estructuras tienen las siguientes peculiaridades:
– Los gametangios (tanto arquegonio como como anteridio) con una cubierta estéril con función protectora. En muchas embriófitas la cubierta es de la sustancia esporopolenina, que contribuye a evitar la desecación.
– El cigoto y el embrión quedan nutridos y retenidos dentro del arquegonio, lo que asegura su protección.
Divisiones o clasificaciones
Como en todos los seres vivos, la clasificación de las embriófitas ha presentado discrepancias dependiendo de los autores y de los métodos utilizados para ello. De forma generalizada los embriófitos se pueden subdividir en dos grupos, en base a la presencia o ausencia de tubo polínico transportador de gametos masculinos, los que carecen de este tubo son los embriofitos asifonógamos, en el que se incluyen briófitos y pteridófitos; mientras que en los que está presente se llaman embriófitos sifonógamas, donde se anexan a todos los espermatófitos o plantas con semillas.
Las clasificaciones más comunes (muchas de las cuales toman en cuenta la filogenia), divide a las embriófitas en dos grupos con características morfológicas y de reproducción diferentes, éstos son las briófitas y las traqueófitas o plantas vasculares. Las primeras constituyen un grupo menos numeroso, más sencillos estructuralmente, carecen de tejidos conductores especializados, ocupan hábitats menos diversos y son de menores dimensiones, con capacidad de humedad variable (poiquiohídricas), entre otras características. En él se incluyen a las divisiones Anthocerotophyta, Bryophyta y Marchantiophyta.
Las traqueófitas integran un taxón más numeroso y diversificado, con un cuerpo más complejo diferenciado en órganos vascularizados, que alcanzan mayores dimensiones, de humedad constante (homeohídricas), con estructuras más avanzadas, además de adaptaciones fisiológicas y metabólicas que contribuyen a su desarrollo exitoso en ambientes secos. Este taxón (División Tracheophyta) abarca los helechos y grupos afines, las gimnospermas y las angiospermas.
Autores consultados
- Bonifacino, M. (2000).
- Cubas, P. (2008).
- Hassler, M. (2019).
- Lindorf, H.; De Parisca, L.; Rodríguez, P. (1999).
- Lobato, R.; Cidrás, J. (2013).
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