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El reino Plantae abarca gran diversidad de organismos con potencial fotosintético y son el componente de asiento de cualquier ecosistema, que poseen además capacidad de colonización de espacios o hábitats heterogéneos desde acuáticos hasta terrestres, algunos hasta con poder parasitario, presentando cada uno de ellos los caracteres adaptativos necesarios para su ambiente en particular. El presente artículo detalla a las plantas acuáticas o también denominadas hidrófitas, con énfasis en su definición, tipos, adaptaciones anatómicas y morfológicas, importancia y algunos ejemplos.
Definición de plantas acuáticas (hidrófitas)
Las plantas acuáticas, hidrófitas, como su nombre lo indica, son aquellos vegetales que colonizan o se localizan en entornos acuáticos, ya que poseen adaptaciones morfológicas, anatómicas y fisiológicas que les permiten la supervivencia en dichos hábitats.
El nombre deriva del griego “hydor” que quiere decir agua. Los lugares ocupados por estos seres son múltiples y pueden abarcar espacios con aguas saladas (playas oceánicas, arrecifes), aguas salobres (lagunas, estuarios), aguas dulces tranquilas (lagos, pozos, pantanos, zonas inundables) y también con aguas dulces en movimiento (arroyos, ríos, cascadas, manantiales, entre otros).
Tipos de plantas acuáticas o hidrófitas
En el reino Plantae existe gran variabilidad de plantas acuáticas (hidrófitas), ya que abarcan ejemplares no vasculares como algas y algunas briofitas y vasculares (traqueofitas) como algunos helechos, angiospermas y gimnospermas.
Las plantas acuáticas se pueden subdividir de acuerdo a su hábito o forma de crecimiento en diferentes tipos que varían según el autor, en este artículo se consideran los siguientes: las que se encuentran totalmente sumergidas en el cuerpo de agua que habitan, las que flotan en él y las que poseen una combinación de partes sumergidas, partes flotantes y partes aéreas o que no están en contacto con el agua. En este último caso, se pueden encontrar vegetales emergentes que poseen debajo del agua ciertas porciones basales, mientras que las estructuras reproductivas se ubican en la parte aérea; de igual manera también hay plantas con raíces sujetas en el sedimento que tienen hojas y órganos reproductivos en superficie.
Las plantas acuáticas sumergidas totalmente, como es de suponer, poseen todo su cuerpo o sus órganos bajo el agua, tanto los vegetativos como los reproductivos y corresponden a vegetales con un nivel de adaptación mayor. Por su parte, las plantas flotantes poseen sus órganos fotosintéticos suspendidos y sus raíces se encuentran colgando libremente en el agua.
Adaptaciones anatómicas y morfológicas
Las adaptaciones más resaltantes de las que están dotadas las plantas acuáticas o hidrófitas son las siguientes:
– Ausencia o disminución del tejido de conducción y de sostén. En las plantas no vasculares hay carencia de este tipo de tejidos, pero las vasculares que son hidrófitas tienen un tejido conductor y de sostén reducido, y en algunas ocasiones puede faltar completamente.
– Las células que conforman a las plantas hidrófitas generalmente poseen su cutícula y pared muy delgadas, en comparación con las que ocupan entornos terrestres. Además, suelen contener abundantes espacios intercelulares. Su epidermis puede contener clorofila, pero habitualmente hay ausencia de estomas y de pelos.
– Es común en los vegetales acuáticos la presencia de ciertas glándulas que contribuyan a la expulsión del exceso de líquido.
– Algunas hidrófitas poseen un cuerpo vegetativo carente de raíz y también es común la presencia de raíces respiratorias o neumorrizas.
– Morfológicamente, las plantas acuáticas poseen variabilidad entre sus diferentes hojas, ya que generalmente hay heterofilia, es decir, desigualdad entre la forma de las hojas que se ubican sumergidas, aéreas o flotantes en un mismo individuo.
– Las hojas flotantes de las plantas acuáticas presentan mayor ocurrencia a ser peltadas, de forma circular, borde entero, consistencia coriácea, impermeables y con pecíolos flexibles. Estos caracteres les permiten obtener una mayor estabilidad y resistencia a los efectos ambientales como viento, lluvias o movimientos causados por olas y corrientes. Algunas también poseen los márgenes encorvados hacia arriba, con el fin de evitar desgarramientos laterales y prevenir la inmersión.
– Las hojas sumergidas poseen variabilidad en relación a su morfología, ya que pueden ser enteras, fenestradas o partidas con segmentos lineares o filiformes, que ofrecen poca resistencia mecánica a las corrientes. Las enteras de igual manera son por lo general lineares, acintadas o filiformes, formas resistentes a los desgarramientos, aunque también existen ejemplares con láminas sagitadas u ovadas.
– Otros especímenes cuentan con estructuras cuyo propósito es contribuir en la flotabilidad del cuerpo vegetal o de alguno de sus órganos. De esta manera, pueden aparecer partes modificadas como peciolos o bases foliares inflados por la presencia de tejido parenquimático de tipo aerénquima. Este tejido está muy presente en hidrófitas, ya que posee espacios intercelulares con gran amplitud, cámaras, canales o lagunas de aire, que permiten la aireación y la flotabilidad, además de poseer relevancia mecánica, al generar la resistencia de grandes tensiones provocadas por el agua.
– Existen ejemplares acuáticos carnívoros, ya que atrapando y digiriendo otros seres como insectos, protozoarios, invertebrados acuáticos y hasta algas, complementan su nutrición.
Importancia de las hidrófitas
Al igual que el resto de los miembros del reino Plantae, las hidrófitas constituyen un grupo crucial en los ecosistemas, al constituir los organismos responsables de la productividad primaria y servir de suministro para otros niveles tróficos, además cumplen un papel resaltante como recicladores de nutrientes y estabilizadoras de sedimentos, lo que las convierte en ejemplares útiles como indicadores de calidad de agua, tratamiento de aguas, absorbentes de algunos metales pesados, colorantes y pesticidas.
También poseen otros múltiples usos, ya que existen especies forrajeras, alimenticias tanto para el ser humano como animales, medicinales y algunos especímenes también son de interés ornamental y decorativo en acuarios.
Ejemplos de plantas acuáticas
Como se ha mencionado de forma previa, las plantas acuáticas o hidrófitas son muy variables y las hay de diferentes grupos taxonómicos, como algas, briofitas, pteridófitas y angiospermas, algunos ejemplos de ellas son:
Ricciocarpos natans: ejemplar de los musgos y hepáticas, de la familia Ricciaceae, una hidrófita flotante libre, que generalmente se localiza en aguas sin movimientos (lénticas) y que estén ricas en nutrimentos.
Azolla filiculoides: un helecho acuático de la familia Salviniciae, que flota libremente en la superficie, posee un tamaño aproximado de 0,5 a 5 cm y se ubica generalmente en aguas lénticas.
Sagittaria montevidensis: angiosperma monocotiledónea de la familia Alismataceae, popularmente llamada flecha de agua. Es un vegetal herbáceo hidrófito emergente que puede alcanzar hasta un metro. Sus láminas foliares presentan heterofilia, ya que las que se encuentran sumergidas son lineares y las emergentes son de morfología sagitada.
Nymphaea novogranatensis: dicotiledónea perteneciente a la familia Nymphaeaceae, es una planta arraigada pero cuyas hojas flotan en el espejo de agua, éstas son casi circulares y peltadas.
Autores consultados
- Balam-Narváez, R.; Robles-Bautista, L. (2013).
- Durán-Suárez, L.; Terneus-Jácome, H.; Gavilán-Díaz, R.; Posada-García, J. (2011).
- Lasso, C.; Rial, A.; Coronnello, G.; Machado-Alison, A.; Trujillo, F. (2014).
- Lindorf, H.; De Parisca, L.; Rodríguez, P. (1999).
- Martínez, M.; García, A. (2001).
- Mereles, F.; De Egea, J.; Céspedes, G.; Peña-Chocarro, M.; Degén, R. (2015).
- Ramos, C.; Cárdenas-Avella, N.; Herrera, Y. (2013).
- Terneus, E. (2002).
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