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Concepto de sobrepastoreo
En el planeta tierra coexisten diferentes tipos de seres vivos, que tienen que convivir en equilibrio con el medio ambiente para lograr la supervivencia y un óptimo aprovechamiento de los recursos, pero el ser humano, en muchas ocasiones, ha fragmentado este equilibrio con sus prácticas no sustentables, como el tema que nos ocupa: el sobrepastoreo.
Las actividades de pastoreo existen desde tiempos antiguos en forma natural, desde que aparecieron las gramíneas y los grandes herbívoros (aproximadamente hace unos 45 millones de años atrás), ambos protagonistas aprendieron a convivir y a mantener su interacción a través de los años. Sin embargo, esta relación herbívoros-pastizales naturales ha sido alterada en base a la expansión de la población humana, modificándose los patrones naturales de pastoreo.
El pastoreo involucra el mantenimiento nutritivo del ganado, la regeneración de plantas y la conservación del suelo, pero en algunas circunstancias se puede producir una alteración de alguno de los elementos anteriores, como el deterioro de los recursos forrajeros y ocasionar el sub y el sobre pastoreo.
El sobrepastoreo se refiere a un exceso de la utilización del forraje vegetal de una determinada zona o lugar, ocasionada por una sobrecarga del sistema, ya sea por un exceso de animales o por la concentración del ganado en un solo sitio. Conlleva a que no se permita la regeneración de las especies de plantas óptimas para nutrir al ganado, ya que son reemplazadas por ejemplares de escaso valor.
En definitiva, rompe el equilibrio entre los animales, el suelo y las plantas, trayendo graves consecuencias para el medio ambiente.
Causas del sobrepastoreo
Las principales causas que originan el sobrepastoreo son las siguientes:
Mayor número de animales: un incremento en el número del ganado que pastan en una determinada zona, necesita una mayor demanda de pastos para alimentarse y se produce una menor capacidad de regeneración de los mismos, lo que ocasiona el sobrepastoreo.
Menor rotación o movilidad de los animales ganaderos: la inmovilización o permanencia del ganado en una misma zona o región acarrea el sobrepastoreo, ya que son explotados los mismos recursos una y otra vez. La estancia del ganado en un mismo lugar por un tiempo más prolongado hace que los recursos vegetales no se puedan sustituir a un ritmo natural y también ocasiona cambios en la estructura del suelo.
Expansión de los cultivos: el aumento de las zonas destinadas a la agricultura limita las áreas en las que los animales pueden alimentarse, lo que también conlleva a que se produzca el sobrepastoreo.
Expansión urbana y uso inapropiado de la tierra: el incremento de zonas urbanas también reduce las áreas de pastoreo de los herbívoros, contribuyendo al sobrepastoreo. Otras actividades como la minería, la deforestación, la contaminación también influyen en el exceso de pastoreo en algunas regiones.
Técnicas inapropiadas: la selección de técnicas inapropiadas de pastoreo de acuerdo al tipo de suelo y en base a las condiciones ambientales pueden ocasionar sobrecarga del sistema y aumentar las probabilidades de sobrepastoreo.
En base a los factores mencionados existen lugares que son más propensos al sobrepastoreo que otros, por lo que resulta importante el conocimiento de las características edáficas y climáticas para definir adecuadamente el tipo de pastoreo a utilizar.
Consecuencias del sobrepastoreo
El sobrepastoreo trae graves consecuencias al suelo y a la cobertura vegetal, así como también genera efectos en el ganado y para el ser humano. A continuación se describen brevemente la forma en que afecta dicha práctica a cada una de ellas:
Consecuencias para el suelo
Genera cambios en las características estructurales del suelo, uno de los efectos que ejerce es su compactación, la cual puede establecerse incluso hasta los 10 centímetros superficiales, el suelo se compacta por la acción del pisoteo de los herbívoros sobre la tierra.
Disminuye la capacidad del suelo de infiltrar y retener agua, al reducir las áreas foliares de las plantas y que ocurra un menor enraizamiento que ocupa las partes superficiales sin penetrar profundamente, y también gracias al agotamiento de la vegetación y la erosión.
Un suelo compactado posee menor capacidad de retención de agua, es más fácilmente degradado y erosionado. Aunque el ganado al pastar favorece que la concentración de nutrientes de la tierra aumente, el sobrepastoreo al erosionar el suelo contribuye a su pérdida. Un suelo erosionado tiene altas probabilidades de sufrir desertificación (ya hemos hablado de la desertificación puedes consultar aquí).
Consecuencias para la cobertura vegetal
La cobertura vegetal se ve afectada de diferentes formas por el sobrepastoreo. El exceso de pastoreo produce cambios en los ecosistemas vegetales naturales, disminución de la masa de la vegetación, pérdida de la diversidad regional y el reemplazo de ejemplares de mayor valor por aquellas menos productivas y tolerantes.
Si existe sobrepastoreo se produce una defoliación excesiva y mayor daño físico por el pisoteo de los animales, las plantas reducen sus reservas de carbohidratos, su capacidad fotosintética se ve afectada, se disminuye su transpiración, su actividad radical y en general, todas sus actividades fisiológicas, lo que aumenta la susceptibilidad y mortalidad.
Se generan pérdidas de especies productivas y dominantes en una comunidad por otras indeseables a los consumidores, y de esta manera se cambia la composición de la flora del ecosistema, alterando la diversidad. Además, dependiendo de la gravedad del daño, pueden originarse zonas degradadas y desnudas de cualquier tipo de planta, donde no es posible su regeneración.
Consecuencias para el ganado y el ser humano
Aparte de las consecuencias al medio ambiente descritas anteriormente, el sobrepastoreo ocasiona una reducción en el aporte nutritivo del ganado, lo que genera a su vez, pérdidas económicas y de alimento para el ser humano.
Referencias consultadas
- Borelli, P.; Oliva, G. (2001)
- Descroix, L.; Viramontes,D.; Estrada, J.; González, J.; Asseline, J. (2008)
- De Villalobos, A. (2013)
- Díaz, R.; Jaurena, M.; Ayala, W. (2008)
- Flechet, G. (2007)
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