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Qué son los eclipses
Los eclipses son los fenómenos de desaparición u ocultamiento temporal de un astro, que es producida por la interposición de otro cuerpo entre él y el observador, o entre el astro y el Sol que lo ilumina. Dicha desaparición puede ser parcial o completa, obteniéndose eclipses parciales o eclipses totales, según el caso.
El término eclipses corresponde a la raíz de la palabra eclíptica, para hacer referencia al plano orbital terrestre, en relación al Sol, y proviene del griego, de la palabra “ekleipsis”, cuyo significado es fracaso, deserción o desaparición.
Los eclipses son fenómenos momentáneos que solo duran pocos instantes, entre pocos minutos a algunas horas. Sin embargo resultan muy importantes desde la antigüedad, ya que gracias a su estudio y observación se han podido dilucidar grandes descubrimientos científicos como los movimientos de precesión de los equinoccios de la Tierra, la confirmación de la relatividad de Einstein, entre otros.
Cómo se forman
La formación de estos hermosos acontecimientos se debe a las características que presentan las órbitas y los movimientos terrestres y de su satélite. Además, interfieren las distancias entre las que se ubican los astros involucrados, que permiten que desde la Tierra, parezcan del mismo tamaño.
La órbita lunar respecto a la de la Tierra, no se encuentra en el mismo plano, sino que posee 5° de excentricidad, pero posee puntos de coincidencia o como se le denomina “nodos”, los cuales no son puntos estáticos o fijos y es donde se pueden producir estos acontecimientos. Estos puntos son en número dos, uno ubicados en forma ascendente y otro descendente.
Los eclipses solo pueden ocurrir durante dos fases de la Luna, dependiendo del tipo, bien sea durante la Luna llena o nueva, pero esta no es la única condición. Aparte de alguna de estas dos fases, la órbita de la Luna (conoce mejor la Luna) tiene que ubicarse en la órbita terrestre, o en sus proximidades, es decir, en los nodos, o sus cercanías, límites que pueden diferir por las distancias de la Tierra a la Luna, y de ésta al Sol.
Dependiendo del tipo de eclipse, también serán diferentes los valores, de las proximidades de los nodos. Pero, en general, hay aproximadamente 35,66 días en que se presentan estas circunstancias de cercanía.
Se observan cada dos o tres veces al año, aproximadamente cada 173,31 días, en la época que se conoce con el nombre de estaciones de eclipses.
Se denomina año de eclipses, al tiempo de ocurrencia de dichos fenómenos, en alineación del astro rey y su satélite en el mismo nodo, lo que se traduce en dos estaciones de eclipses. El año de eclipses ocurre con una frecuencia de 346,62 días.
Debido a que los nodos no son puntos estacionarios, las fechas de ocurrencias de los mismos cambian, produciéndose por lo tanto, con cualquier constelación estelar como escenario.
La formación de los eclipses puede ser predicha a través de lo que se denomina ciclo de Saros, utilizados desde tiempos remotos, que consiste en un ciclo de aproximadamente 18 años y 10 días, en los que se producen eclipses similares.
Tipos
Vistos desde la Tierra, existen dos tipos de eclipses, los de Luna y los de Sol.
Eclipses de Luna
Como su nombre lo indica, es la desaparición del satélite lunar en el cono de sombra de la Tierra. Para que se produzca este tipo de fenómeno, es necesario que el satélite se encuentre en una posición opuesta en relación al astro rey, es decir, solo se da en la fase de Luna llena, en los nodos o sus proximidades (menor a 1°25´), con la Luna a longitudes máximas del nodo de 12° 15´ (eclipses penumbrales) y 9° 30´ (totales).
El eclipse lunar comienza en uno de los extremos y puede avanzar hasta cubrir la luna totalmente, para que se forme un eclipse total, en caso de que esto no llega a ocurrir, se dice que es parcial. A lo largo de todo el proceso, el satélite puede adquirir diferentes tonalidades, por lo general, se observa con tonos rojos.
También pueden ser penumbrales, en los que el satélite solo es cubierto bien sea total o parcialmente por la proyección penumbral de la sombra de la Tierra. En estos casos, la ocultación es muy suave y a veces imperceptible, por lo que resultan eclipses de poca importancia, que suelen no ser colocados en los calendarios.
Los eclipses lunares pueden ser visualizados del mismo modo en todo el globo terráqueo, y su observación no ocasiona daños a la vista, a diferencia de lo que ocurre con los solares.
Eclipses de Sol
Es el ocultamiento del astro solar, que es producido por la interposición de la Luna, entre él y el planeta Tierra. Puede ocurrir en una de las fases lunares, específicamente durante la Luna nueva, en los nodos, o cerca de ellos, aproximadamente a una latitud perpendicular de la órbita eclíptica de 1°35´ y un valor máximo de 1°03´.
Además es necesario que el satélite se ubique a 18°31´y 11°50´ de distancia del nodo, para que se formen eclipses parciales o totales, respectivamente.
Como se ha hecho mención, también pueden ser de distintos tipos, bien sea parciales, totales o anulares. En los parciales, el satélite solo logra ocultar una porción de la estrella central.
En los eclipses totales, el diámetro de la Luna parece mayor que el del Sol, debido a que en ese instante se encuentra más cercana en distancias al planeta Tierra. Cuando la Luna oculta completamente al Sol, aparecen las estrellas y los planetas observables en el cielo, por el hecho de hacerse de noche cuando todavía es de día. Son los menos comunes.
Se produce un eclipse anular cuando la Luna se encuentra más alejada de la Tierra y el diámetro aparente que proyecta es menor que el del Sol, por lo tanto, no logra cubrirlo completamente, quedando la Luna en el centro del Sol, con un brillante anillo alrededor de ella.
Los de Sol no son observables en todo el globo terrestre de forma similar, existen eclipses que son visualizados como totales o anulares en unas regiones geográficas y parciales en otras. También se originan eclipses que son parciales en todas partes donde es visible.
Para la observación de los solares es necesaria la utilización de implementos que nos ayuden a cuidar nuestra vista (filtros, lentes, entre otros), puesto que la observación directa del astro rey puede dañar la retina.
Biografía
- Casado, J.; Serra-Ricart, M. (2004)
- Corti, M. (2009)
- Kriner, A. (2009)
- Veiga, X. (2006)
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