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Un riesgo geológico se define como un evento natural de mediana a gran magnitud, capaz de ocasionar daños importantes sobre la vida, propiedades y economía de las poblaciones humanas. Este concepto también abarca cualquier circunstancia, evento o efecto de origen geológico que amenace la integridad de las personas y sus bienes.
En muchos casos puede confundirse este término con el “peligro natural”, el cual hace referencia a la posibilidad de que ocurra un proceso perjudicial. El riesgo natural por su parte, se toma como la ejecución de dicha amenaza. Los riesgos pueden llegar a ser catástrofes de gran escala, si los daños ocasionados llegan a una determinada intensidad que requiera la puesta en marcha de ayudas externas. En estos últimos casos, se produce también una interrupción del funcionamiento normal de una comunidad o población humana.
Causas de un riesgo geológico
Un riesgo geológico se origina de manera natural, debido a procesos de la dinámica geológica externa e interna de la tierra; es por esta razón que las causas de estos eventos son muy variadas. El movimiento lento pero constante de las placas tectónicas es uno de los principales causantes directos e indirectos de cualquier riesgo geológico. Estas estructuras han determinado muchos aspectos geológicos como la distribución de las fallas que causan los terremotos, locación de volcanes y el levantamiento de las cordilleras.
Otros procesos geológicos que ocurren cerca o en la superficie, como el flujo de los ríos y la erosión de las costas, son causantes de otros tipos de riesgos geológicos como tsunamis, deslaves e inundaciones. La acumulación y expansión de algunos materiales como la arcilla o elementos radiactivos, también representan causas de riesgos geológicos. Incluso, se pueden considerar causas “extraterrestres” si se toman en cuenta algunos eventos como el impacto de asteroides y meteoritos con la superficie del planeta.
Todos estos procesos forman parte del ciclo natural de la tierra, aunque son considerados como los responsables de eventos naturales perjudiciales para los seres humanos. Por otro lado, hay una relación relevante entre los diversos tipos de riesgos geológicos, así como de estos con el medio físico y el uso del área donde pueden ocurrir. De esta forma, algunos procesos pueden ocasionar otros, como los terremotos que ocasionan a su vez deslizamientos de tierra y tsunamis. Así mismo, otros eventos como huracanes son capaces de causar inundaciones y erosiones costeras.
Tipos de riesgos geológicos
Es posible caracterizar los tipos de riesgos geológicos según varios criterios. Uno de los más comunes es definir diversos tipos según el origen del riesgo. En este sentido, se reconocen al menos 4 riesgos geológicos:
Internos o endógenos: En este grupo se incluyen los riesgos que se originan en el interior de la Tierra, como los volcánicos y sísmicos.
Externos o exógenos: Estos riesgos se originan a nivel de la superficie o a pocos metros de esta. Entre ellos se incluyen crecidas, aludes de nieve, deslaves de tierra y movimientos de ladera.
Litológicos: Los riesgos litológicos se relacionan con la existencia de un tipo de mineral específico sobre la superficie, que puede ocasionar algunos eventos como expansividad de arcillas, radioactividad natural, halocinesis, entre otros.
Riesgos inducidos: Aunque este tipo de riesgos se originan de forma natural, son desencadenados por una actividad de origen antrópico, como movimientos de ladera e ignición de turbas.
Clasificación según la magnitud/frecuencia
Otra forma de clasificar un riesgo geológico es según la magnitud de los daños ocasionados o la relación entre la magnitud y la frecuencia de aparición. De esta manera, se conocen 4 categorías:
Riesgos normales: Estos son los eventos que, aunque tienen una magnitud muy baja, presentan una gran frecuencia. Dentro de estos se incluyen eventos que se repiten en escalas temporales humanas, es decir, menor a 100 años.
Riesgos catastróficos: Entre ellos se incluyen los eventos que son menos frecuentes, pero mantienen una intensidad moderada. Estos pueden ocurrir entre periodos de 100 hasta 1000 años. Algunos grandes terremotos, tsunamis y erupciones volcánicas de gran magnitud se incluyen en este tipo de riesgos.
Riesgos anómalos: Los eventos o riesgos anómalos no alcanzan una gran magnitud de daños, pero si se consideran fuera del comportamiento normal de un sistema geológico. Además, tienen una frecuencia moderada, que se encuentra entre la frecuencia de los eventos normales y los catastróficos. Entre ellos se incluyen pequeñas crecidas y terremotos moderados.
Riesgos extremos: Los eventos extremos presentan una magnitud muy grande, con excesiva energía, que contribuyen a grandes cambios en toda la superficie terrestre. La frecuencia de estos eventos es de unos 10000 años.
Ejemplos de riesgo geológico
Como ya se ha mencionado, un riesgo geológico puede presentar diversas magnitudes y ocurrir con variadas frecuencias. Entre los eventos más comunes o conocidos se encuentran los deslaves de tierra, inundaciones, erupciones volcánicas, tsunamis y los terremotos.
Los deslizamientos o deslaves de tierra se refieren al movimiento hacia abajo y fuera de ciertos límites, de materiales como tierra, rocas y escombros. La magnitud de los daños ocasionados y la frecuencia de estos eventos depende de algunos factores como la inclinación de las laderas, la composición del suelo, nivel de humedad, tipo de vegetación, actividad sísmica de la región, etc. Además, algunas actividades humanas como construcciones y minería pueden contribuir a que estos eventos ocurran a una mayor escala.
Los volcanes, por su parte, representan un riesgo geológico muy violento y uno de los más dramáticos. Las erupciones volcánicas se originan cuando el magma asciende a través de grietas y rompe puntos débiles de la corteza terrestre. Este tipo de riesgos se registra entre unas 50 y 60 veces por año y tienen efectos de gran escala sobre los paisajes naturales y comunidades humanas. Muchos sistemas naturales y artificiales, así como bosques, espacios agrícolas y asentamientos humanos resultan drásticamente modificados por el flujo de lava y de lodo, producto de las erupciones.
Los terremotos son ocasionados por la liberación de energía desde el interior de la Tierra, esta ocasiona el quiebre y desplazamiento de rocas que se encuentran bajo la superficie. Estos eventos constituyen los riesgos geológicos más importantes y ocurren a lo largo de las fallas que existen en todo el planeta. Asimismo, estos riesgos representan uno de los enfoques de estudio más relevante, con búsqueda de soluciones innovadoras que permiten detectar tempranamente las actividades sísmicas, para evitar la pérdida de vidas y de bienes.
Análisis y métodos de contención
Dentro del estudio de los procesos naturales y ciclos del planeta, el análisis de un riesgo geológico representa un componente de gran valor. Gracias a dichos análisis, es posible evaluar la probabilidad de variados tipos de riesgos, así como sus posibles efectos negativos para la humanidad. Además, los estudios específicos permiten también diseñar planes que mitiguen o minimicen el efecto de los riesgos, mediante la ordenación racional de la región donde se encuentra el peligro.
Para diseñar y llevar a cabo los métodos de contención y mitigación, es necesario integrar visiones científicas, planificación y regulación del uso y aprovechamiento de la tierra, además de incluir conocimiento de ingeniería y prevención de desastres. La gestión de un riesgo geológico tiene su base en la regla de las 3 P: predicción, previsión y prevención. La predicción se basa en fundamentos científicos, que permiten analizar la probabilidad de que un evento ocurra en un área determinada, así como el momento en el que puede producirse y sus efectos o consecuencias.
La previsión se basa en la probabilidad estadística de que los eventos ocurran y su grado de intensidad. En la prevención, se deben integrar a las poblaciones humanas para desarrollar una serie de medidas que permitan disminuir el impacto del riesgo geológico sobre las vidas y los bienes. Dichas medidas dependerán de diversos aspectos y características propias de la población.
Las medidas y técnicas para contener los efectos pueden también ser de distintos tipos, según el momento en el que se deban aplicar: predictivas (sismógrafos y boyas oceanográficas), preventivas (por ejemplo, la construcción de edificaciones antisísmicas) y correctoras (como la acción de grupos de protección civil y de rescate).
Referencias
- Bell, F. (2003). Geological Hazards: Their Assessment, Avoidance and Mitigation. CRC Press.
- Kusky, T. (2003). Geological Hazard. A sourcebook. Greenwood Publishing Group.
- Lario-Gómez, J. & Bardají-Azcárate, T. (2017). Introducción a los Riesgos geológicos. Editorial UNED
- Ramkumar, M. (2009). Geological Hazards. Causes, Consequences and Methods of Containment. New India Publishing Agency.
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