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La gota fría, también denominada DANA, o más precisamente “depresión aislada en niveles altos”, es un fenómeno meteorológico aislado que ocurre principalmente en otoño y en la región del Mediterráneo, en la península ibérica. El término gota fría no es un término técnico para definir este fenómeno, sino que es el nombre común asociado a eventos de lluvias torrenciales (ver precipitaciones) que no se encuentran directamente asociados a la DANA.
Durante las últimas décadas ha sido objeto de intensos estudios en España, debido a que la gota fría tradicionalmente se ha relaciona con lluvias torrenciales y desastres naturales. En esencia, la gota fría o DANA se genera cuando, a partir de una masa de aire frío de gran tamaño y de proveniencia polar, se separa una porción pequeña a una altura en la atmósfera que supera los 9.000 metros de elevación.
Esta masa de aire frío puede chocar con masas de aire más cálidos y húmedos, provenientes del mediterráneo, generando intensas precipitaciones. Esto ha llevado a la confusión de los términos meteorológicos, por el uso popular que se le ha adjudicado en las zonas en las que ocurren fuertes precipitaciones repentinas.
Qué es la gota fría
En términos meteorológicos estrictos, una gota fría es una situación atmosférica aislada, en la que se embolsa aire frío a gran altura en la atmósfera, sin que exista un reflejo o efecto relacionado a dicha masa de aire frío aislada, sobre la superficie. Sin embargo, es común que este fenómeno se asocie en España con la aparición de lluvias torrenciales e inundaciones en el Mediterráneo. A pesar de esto, una gota fría no está comúnmente asociada con lluvias torrenciales, y no siempre las lluvias torrenciales tienen como causa inicial una gota fría.
Debido a lo anterior, se ha propuesto que el término “DANA” sea empleado para reflejar las masas de aire aisladas en niveles altos, y que el término gota fría se restrinja a las lluvias torrenciales, debido al uso común de los españoles para referirse a los eventos de grandes precipitaciones otoñales.
Cómo se origina la gota fría
En el hemisferio norte, a una altura superior a los 9000 metros, se mueve una corriente de aire en dirección oeste-este conocida como corriente en chorro. Dependiendo de la fuerza en que se mueve esta corriente de aire, esta se puede movilizar completamente de manera lineal de oeste a este o producir ondulaciones o curvaturas, si la fuerza con la que se mueve el aire frío disminuye.
Estas ondulaciones producirán dorsales, que se dirigen hacia el norte y son estables, además de vaguadas hacia el sur, donde se producen descensos de aire frío que provocan inestabilidad atmosférica y temperaturas bajas. Cuando esta vaguada aumenta su longitud y disminuye su amplitud, se produce una ruptura en la misma, en dirección contraria al frente frío, generando lo que se conoce como una gota fría.
Durante el otoño, masas de aire frío se mueven a gran altura en la atmósfera y se desplazan por Europa occidental. Al norte de la península ibérica, una parte de esta masa de aire frío se separa y continúa su camino hacia el Mediterráneo, adquiriendo un comportamiento diferente e independiente de la masa de aire frío original, y desarrollando su propia circulación en la atmósfera. Todos los años, esta masa de aire frío se ubica en la península ibérica, sin embargo, la mayoría de los efectos “asociados” se producen en la zona del Mediterráneo.
Comportamiento y evolución de la gota fría
Una vez se produce una gota fría, esta puede evolucionar de distintas formas, dependiendo de las características que presente:
– Una gota fría (masa de aire frío aislada) puede seguir su movimiento normal de oeste a este, si no se aísla totalmente de la corriente en chorro.
– La gota fría puede aislarse totalmente de la corriente en chorro o la corriente de aire del oeste mencionada, produciéndose una depresión aislada en niveles altos (DANA). Esta gota fría no sigue la dirección habitual de oeste a este y puede avanzar de manera independiente, incluyendo la dirección este a oeste.
– La evolución de las gotas frías también pueden producir situaciones como las borrascas frías aisladas, en las que el frente de baja presión se refleja hasta la superficie.
Efectos y riesgos de la gota fría
Cuando la bolsa de aire frío se ubica sobre el Mediterráneo, que en verano y otoño se encuentra a elevada temperatura y hay mucho vapor de agua en la atmósfera, el aire más caliente se condensa formando una gran cantidad de nubes.
Las nubes se dirigen al norte por efecto del viento del levante, donde se encuentran de frente con las montañas y cordilleras del Mediterráneo. Entonces, las nubes ascienden y se enfrían rápidamente al chocar con la masa de aire frío aislada, produciéndose precipitaciones en forma de lluvia o granizo de manera torrencial y de forma típica en la temporada de otoño.
Estas lluvias torrenciales y de gran duración son denominadas popularmente “gota fría” y pueden causar muchos daños dependiendo de la duración de estos eventos. En ocasiones, el cambio de temperatura es tan repentino, que la condensación ocurre con mucha rapidez y ocurren precipitaciones en forma de granizo, que pueden superar los 3 cm de diámetro.
Los eventos de precipitaciones pueden verse potenciados por efectos de cambio climático y el aumento de la temperatura global. La duración de una DANA es muy variable y generalmente desaparece cuando la masa de aire frio aislado se vuelve a unir a una corriente en chorro, o se disipa por efecto del aire más cálido circundante. Lo efectos sinérgicos, como las lluvias torrenciales, no exceden un tiempo superior a la semana. Sin embargo, los habitantes de las zonas afectadas por este fenómeno deben estar al tanto de los informes meteorológicos de seguimiento del mismo.
La gota fría es un fenómeno que se encuentra estrechamente relacionado a eventos de lluvias torrenciales del sudeste de España. Algunos estudios señalan que este fenómeno ha contribuido en alrededor del 50% de dichos eventos desde mediados del siglo XX hasta el presente. Algunos de los sucesos en los que ha participado la gota fría, han tenido efectos trágicos y negativos como el registrado en el año 1973 en las provincias de Murcia y Almería, donde ocurrieron más de 300 muertes y grandes daños de infraestructura, así como pérdidas económicas importantes. Por otro lado, en el año 2017 se registraron fuertes actividades eléctricas y lluvias torrenciales que afectaron localidades como Murcia y Andalucía.
Otra de las provincias afectadas por la gota fría en el sudeste de España es Valencia, donde han ocurrido numerosas inundaciones, fallos en el sistema eléctrico y desborde de quebradas y ríos, a causa de este fenómeno. En Castellón se registró un máximo de precipitación de 140 litros de agua por metro cuadrado en una hora, a finales de la década de los 50. Alicante y Barcelona también han sufrido las consecuencias de la gota fría, con lluvias torrenciales e inundaciones que han afectado a la infraestructura, así como diversas actividades de la ciudad, ocasionando a su vez consecuencias sobre la economía local.
Recomendaciones
Debido a las intensas precipitaciones asociadas a la gota fría, según expertos, es necesario mantener el flujo de información sobre estos eventos en todo momento. Lo ideal es mantenerse alejado de cursos de agua que pueden crecer repentinamente, debido a las intensas precipitaciones. Permanecer refugiados de la lluvia y los fuertes viento de tormenta, es la mejor opción mientras esté lloviendo. Adicionalmente, se deben evitar las zonas inundadas o potencialmente inundables. En zonas costeras se debe evitar estar cerca del mar, debido al fuerte oleaje que puede provocar el viento.
Referencias
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